En
homenaje a JOSÉ FERNÁNDEZ-ARROYO
FERNÁNDEZ DE SIMÓN, le conocí a través de una entrevista telefónica, y rápidamente
me cautivó, a penas manejaba los ordenadores, por lo que no me pudo enviar
mucha información, pero su conversación era amena y lucidez. Me estuvo hablando
de cómo se vivió el postismo, de cómo escondían bajo títulos cristianos o
clásicos poemas, pinturas, esculturas, y arte en general, ya que pasaban la
censura. Con él me eché unas risas, de esas escandalosas que me caracterizan,
lo que daba alas a una mente con experiencia y mucho tiempo libre.
José Fernández-Arroyo nació en Manzanares en el año 1928. Poeta,
escultor y pintor, en 1951 se traslada a Madrid y se relaciona con artistas de
la estética postista[1], como
los poetas Ángel Crespo, Eduardo Chicharro y Gabino Alejandro Carriedo, o el
pintor Gregorio Prieto. A partir de este momento colabora activamente en las
revistas del grupo. Deucalión, El pájaro de Paja, la colección Doña Endrina y Triloe, entre otras, son sus primeras manifestaciones literarias, a
los que siguen numerosas publicaciones poéticas junto con la revista “Cáscara
amarga”.
Además de su obra literaria, a partir de 1962 cultiva la escultura
en hierro, una vez que se relaciona, entre otros, con el pintor manzanareño
Antonio Iniesta, con los pintores Antonio Guijarro, Gregorio Prieto o Agustín
Úbeda y el escultor conquense Leonardo Martínez Bueno. Aunque no se considera
escultor sino simplemente “alguien afín a la poética de las artes plásticas”,
en su dilatada trayectoria escultórica ha trabajado los diferentes materiales
(madera, piedra, bronce, hierro), “Yo me siento
más poeta que escultor […] la mayor parte de mi obra es en hierro […] es una
obra constructivista y abstracta…”[2], con numerosas exposiciones individuales.
En su obra, totalmente abstracta (figs. 150 y 151), las figuras
–de geometría irregular– se disponen unas al lado de otras, con semejanza,
existiendo un predominio de la composición triangular y con un cierto
alargamiento, buscado por el autor, que evoca una fabulosa emoción espiritual,
en una representación de la Humanidad, una metáfora poética, en la que el Hombre
toma protagonismo dentro de la abstracción y con una semántica en la que
siempre aparece “el hombre” como objetivo fundamental del arte.
En
1999, realiza un Exposición Antológica de su obra plástica en el Gran Teatro de
Manzanares en la que presenta las pinturas y las esculturas más representativas
de su trayectoria artística, desde su primera exposición individual (1962) en
la sala Abril, de Madrid.
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Fig.
150.- S/T
José
Fernández-Arroyo
Hierro
soldado,
120
x 160 x 50 cm, 1998.
Propiedad
particular.
Catálogo
de
de
Manzanares, 1999.
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Fig.
151.- S/T
José
Fernández-Arroyo
Hierro
soldado, (1,20 x 50 x 30cm)
y
(1,50 x 60 x 50 cm), 1998.
Propiedad
particular. Catálogo
de
de
Manzanares, 1999.
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[1] Natividad Cepeda, El
camino andado de José Fernández-Arroyo, “…el movimiento conocido como el
Postismo nació en el Café Castilla de Madrid a principio de 1945. Para su
presentación se repartieron unas tarjetas que llevaban el nombre de sus
fundadores, Eduardo Chicharro, Briones, Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi
(italiano)…,” Prometeo Digital, 2009, p.35.
[2] M. J. García Rojas, entrevista telefónica mantenida con
José Fernández-Arroyo, 29 de abril de 2013.